El campeón de peso semipesado de UFC, Jon Jones, no será enviado a prisión tras su último arresto.
Según un informe de TMZ, Jones se declaró culpable de un cargo de DWI, derivado de su arresto el 26 de marzo en Nuevo México. Parte de ese acuerdo incluye retirar los otros cargos: uso negligente de un arma de fuego, conducir sin prueba de seguro y posesión de un contenedor abierto.
En cuanto a su castigo, no es particularmente el mas severo. Estará bajo libertad vigilada y supervisada durante un año, así como “96 horas en un programa de custodia comunitaria, que es una forma de encarcelamiento, pero no en una celda tradicional”, algo similar al arresto domiciliario. Tendrá un grillete de tobillo y no podrá salir de su residencia a menos que tenga permiso.
Un juez tendrá que firmar el acuerdo para hacerlo oficial.
Por último, Jones tendrá que completar 48 horas de servicio comunitario, instalar un dispositivo de bloqueo de encendido en cualquier vehículo que opere y “completar un mínimo de 90 días de tratamiento ambulatorio, multas y tarifas máximas, servicio comunitario y todos los demás requisitos para informar a las autoridades.
Si Jones no cumple con sus órdenes de sentencia, los funcionarios estatales buscarán tiempo en la cárcel.
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El incidente de la semana pasada fue captado por la cámara a través de imágenes de la cámara del cuerpo de la policía, que mostraron que Jones no podía pasar las pruebas de sobriedad antes de que se realizara el arresto. Jones se emocionó después de ser esposado, diciéndole al oficial que lo arrestaba que quería estar con su familia.
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Jones fue arrestado previamente por DUI en 2012, al igual que por fugarse tras impctar a otro auto en el 2015 que lo despojó de su título de UFC. Aún no se sabe si este último incidente lo llevará a ser despojado de su cinturón (absoluto o interino) por enésima vez en su carrera.
